sábado, 18 de agosto de 2007

Padres: ojo con los regalos!!

La sociedad de consumo es el resultado del mundo pensado como un producto. Las empresas invierten mucho dinero para ejercer alguna influencia en nuestros gustos y necesidades a la hora de consumir. Evidentemente, de la pluralidad de familias que hay en el mundo existe un abanico de conductas que van desde las más moderadas hasta las más eufóricas.
El siguiente, es un video casero de una familia en navidad abriendo los regalos y muestra a un chico cuando abre el más preciado de ellos: la Nintendo 64. No sé, ni entiendo cómo, la familia dejó que se colara esto en YouTube, pero es realmente escalofriante.
Padres: cuidado cómo educan a sus hijos. La publicidad y la moda los puede llevar a situaciones desagradables como las que muestra este video. Quizás les parezca un poco fuerte y cínicamente retorcido espiar la vida de esta familia pero moralmente cumple un fin aleccionador: intentar que nuestros hijos no tengan estas reacciones tan fanáticas.
Ver video

 

domingo, 29 de julio de 2007

No hay nada peor que la paz



Para un traficante de armas no hay escenario peor que la paz mundial.
En el mes de junio, Monzer Al Kaasar fue detenido en España, en el aeropuerto de Barajas. La policía española lo detuvo por orden de un tribunal de Nueva York que lo acusa, entre otras cosas, de conspiración para proporcionar ayuda y medios materiales a una organización terrorista y conspiración para matar a ciudadanos americanos.
Este traficante de armas, que en solo dieciocho días consiguió la ciudadanía argentina (Menem lo hizo), es uno de los más conocidos en nuestro país. Persona “non grata” en varios otros, este traficante de origen sirio, no es más ni menos que un vendedor independiente de armas, engranaje necesario para los países potencias mundiales, las verdaderas estrellas del mercado de la guerra.
“El señor de la guerra” (2005) , película en la cual los productores de Hollywood no quisieron invertir, es una denuncia a la política armamentística de las potencias mundiales.
Escrita y dirigida por Andrew Niccol, guionista de “Truman Show”, este film nos muestra la vida de un traficante de armas, Yuri Orlov, interpretado por Nicolas Cage, que también fue productor del film. Este personaje se basó en cinco traficantes de armas reales, según su autor, y la película demandó tanta investigación y entrevistas que se podría haber hecho un interesante documental pero Niccol quería un pieza de  entretenimiento...y lo logró.
El film narra la carrera en ascenso de Yuri Orlov, un traficante que solo empezó con una Uzzi. El recurso más interesante de la narración es que está hecha por su personaje principal y eso tiñe de su moral toda la historia: “No soy responsable porque yo no aprieto el gatillo”, “Yo sólo te proporciono los medios para defenderte”. Niccol mismo dice: "La película es intelectualmente cínica. Quería mostrar la verdadera naturaleza del negocio, y estas personas, moralmente hablando, son exactamente así."
Plagada de efectos visuales, pensada para entretener y con un claro discurso de denuncia “El señor de la guerra” es un gran film político y obviamente está muy bien adaptado para el público Hollywoodense.

Datos a tener en cuenta si uno quisiera ser traficantes de armas (según "El señor de la guerra"):
  • Hay más de 550 millones de armas en circulación en todo el mundo. Eso es un promedio de un arma por cada 12 personas.
  • ¿Cómo llegás a traficante? Hay que empezar por vender tu primer arma.
  • ¿Qué se necesita para traficar armas?: certificados notariados y falsificados, organizar compañías falsas, comprar seguros, contratar pilotos, todo esto sin mencionar los sobornos.
  • Los lideres mundiales necesitan vendedores independientes para venderles a quienes ellos no pueden. Por cuestiones comerciales y diplomáticas queda feo venderle armas a ambos bandos.
  • Por último, mientras los traficantes de armas continúan con éxito, los más grandes proveedores de armas del mundo son los EE.UU., El Reino Unido, Rusia, Francia y China. Casualmente son los cinco miembros permanentes del Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Gulp!
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La película comienza con un plano-secuencia mostrando una bala desde su fabricación hasta su utilización.  Visualmente muy original y perfecta apertura para el film.

jueves, 19 de julio de 2007

Hagámoslo de parado



Cinco pizzerías para comer en la barra

No son modernas, no te atienden lindas camareras y sus cartas no las hizo un diseñador gráfico. El colmo, cada uno se tiene que agarrar sus propios cubiertos, sin embargo: qué rico que cocinan!
Estas pizzerías no están pendientes del cuidado estético del salón, ni del packaging, ni mucho menos del management detrás del negocio. Estos clásicos se saben verdaderos maestros pizzeros.
Si solo tenés veinte minutos para comer o si pasás por la puerta y decidís entrar, siempre te van a recibir con la porción lista. Las del centro se han hecho famosas y las de barrio ya son locales tradicionales. Todas albergaron varias generaciones y hay una mezcla de culturas e historias. Los hombre sensibles de Dolina debieron comer en varias, sino en todas, las barras de Buenos Aires.


Güerrín
Clásico de clásicos.
Es la pizzería clásica que más frecuento. Si están en el centro no duden en visitarla. No importa la hora del día, la barra los recibirá con una porción de mozzarella recién salida, caliente y riquísima.
En el centro, cada pizzería de las llamadas clásica, tiene su especialidad en el mostrador. La de Güerrín es sin duda la porción de mozzarella. Su salsa de tomate es muy rica, su masa es bien esponjosa, y sin duda, su queso es uno de los mejores. No puedo evitar pedir fainá, siento que rompo el protocolo.
La barra está adelante y la tenés que cruzar para llegar al salón. Parece chica pero al mediodía se pone infernal y hay como 40 personas comiendo. El horno de barro escupe grandes de mozzarella y se agotan en menos de treinta segundos…no es mentira. [video filmación] Las otras especialidades tiene menor salida y tenés que esperar a que las vuelvan a calentar (solo cinco minutos).
Si trabajás por el centro, es una excelente opción de mediodía cuando tenés solo 20 minutos para almorzar. Si la visita al centro es ocasional, como ver un espectáculo o realizar un trámite, no lo dudes, con parar quince minutos alcanza. Si pedís mozzarella, en menos de tres minutos estás comiendo, te lo garantizo.
Tip: si piden dos porciones de mozzarella, pidan una sola faina, tienen tanta onda que te la cortan para que cubra casi las dos porciones. Y/o si están cortos de dinero, está la serpentina con agua fresca y vasos limpios para el que quisiera servirse…sí, es self-service.

Ubicación: Av. Corrientes 1368

El cuartito
Fugazzeta volcánica.
De las clásicas, es una de las pocas pizzerías que tiene como especialidad a la fugazzeta rellena. Es realmente gloriosa, apenas la cortan y la sirven, la montaña de queso se va derritiendo, desborda. La cebolla quemadita y su masa al molde la completan, en fin, bomba culinaria!
La combinación queso-cebolla no es fácil. La correcta tiene mucho queso, la incorrecta mucha cebolla. El cuartito tiene una buena mozzarella y la cebolla nunca desequilibra con su acidez, más bien diríamos que el queso la hace muy agradable.
Como Güerrín, El Cuartito te recibe con su barra. Su estética es muy de barrio, las paredes de toda la pizzería están tapadas de posters con glorias pasadas del deporte. Hay jugadores de fútbol, boxeadores, y demás íconos deportivos. Ubicado a una cuadra de la avenida Santa Fe y dos de 9 de Julio, El cuartito, contrasta con la nueva fisonomía del barrio.
Aunque no queda en pleno centro, durante el día se nutre mucho de la gente que trabaja por la zona, la barra se llena. Por la noche, es un clásico y los dos salones desbordan.
Si te gusta la de cebolla El Cuartito es el lugar a conocer, y visitar. Yo no soy fanático pero esta barra es una excepción.
Advertencia: poca gente come dos porciones de rellena y sale caminando.
Ubicación: Talcahuano 937

El trébol
La pizza de los galanes. (A Roberto Fontanarrosa).
Esta pizzería de almagro, ubicada en la intersección de Ángel Gallardo y Corrientes, no tiene salón, solo barra. El grueso de las pizzas se las lleva el delivery pero también ofrece al mostrador.
Siempre cordiales en la atención y con pizza todo el día, este pequeño local sirve algo más que buena pizza: ambiente. El espíritu del típico bar donde todos se conocen con todos, una especie de mesa de los galanes, de Fontanarrosa, pero con pizza. Las charlas de fútbol, o aún mejor, mirar un partido ahí, son un espectáculo en sí mismo. Tuve la oportunidad de ver Velez – Newell´s, un partido de Libertadores que no podía importarme menos, y pasé un momento increíble, para el final del encuentro ya estábamos todos hablando como grandes amigos…y ni los conocía.
Recomendación: la fainá con cebolla y cualquier evento deportivo televisado.

Ubicación: Av. Angel Gallardo 15


Nápoles
Pronto, patrimonio histórico del barrio.
Otro clásico de la calle Corrientes aunque lejos del Obelisco, en Villa Crespo. Esta pizzería es uno de los baluartes gastronómicos que le queda del viejo estilo del barrio. La estética del local es definitivamente de otra época, una especie de “Mundial ´78”, mucho tubo fluorescente, mostradores de aluminio, heladeras exhibiendo la sopa inglesa, en fin, el lugar no me atrapa…pero la pizza, por favor!
Creo que es la pizza de molde que más me gusta. El queso siempre desborda y los pizzeros ya tienen el punto justo: cuando el queso se derrite y empieza a dorarse, es tiempo de sacar la pizza del horno. La salsa de tomate, que es muy gustosa, se une en todo el borde al queso derretido, dando como resultado el “tronquito” de pizza más rico que probé en Buenos Aires.
Si bien tiene barra, y por eso está dentro de esta selección, la mayoría de la gente elige sentarse en una mesa, allá ellos…yo, parado.
Sugerencia: vayan decididos a gastar lo mismo que en cualquier restaurante, las pizzas son más caras que las del centro.

Ubicación: Av. Corrientes 5599

Las cuartetas
Moscato, pizza y fainá.
Satélite del Obelisco, junto con Güerrín se dividen la calle Corrientes. Este clásico se ubica al lado del teatro Opera y frente al Gran Rex. De día oficinas, de noche, cartelera porteña, Las cuartetas está siempre llena. Debe ser una de las pizzerías que más trabaja en la ciudad.
Su espacio para comer de parado se divide en dos: la barra y el banco, y se comparte con el salón de adelante. De parado es como en cualquier mostrador, sentado es en un banco compartido, frente a muchas mesitas donde solo cabe un plato, quizás dos y una botella.
La pizza es muy buena, tiene muchísimo queso, y es muy rica. Es una de las mozzarella más gratinadas que comí, detalle que me encanta, cuando los sabores se confunden con un queso duro, tipo reggianito, sardo o provolone la pizza se vuelve más sabrosa.
Un detalle curioso de ordenar a la carta en el salón es que la pizza llega cinco minutos después de haberla pedido, realmente rápido.
Como siempre, la estadía del que come de parado es corta y no llega a contagiarse de la locura del lugar. A no ser que estés a punto de ver a tu artista favorito, y ahí ya nada importe, salvo, la buena costumbre de una muza con faina antes del show.

Nota: no es cómodo sentarse en el banco si son más de dos.
Ubicación: Av. Corrientes 838